Un verdadero ídolo como Antonio, maestro de profesión pero líder espiritual de Warhammer 40k de facto, ha llegado esta semana a la La Última Batalla entre susurros de «Ave Dominus Nox» por los pasillos del colegio.
Su taller de Juegos de Estrategia ha llevado el hobby que tanto nos gusta a un público absolutamente atípico en estos días: al colegio. Veamos cómo nos lo cuenta el propio Antonio:
LA ÚLTIMA BATALLA
Para esta enorme batalla he puesto sobre la mesa un montón de escenografía: Sector Mechanicus, el Espaciopuerto, trincheras Wall of Martyrs, el Strongpoint Aquila, las baterías venganza además de escenografía hecha por mí (la fundición, una planta depuradora, una refinería…).
El tiempo también necesitaba que fuera más, así que nos quedamos a comer en clase y así tuvimos una hora y media extra (dos horas y media en total).
Empecé dando a cada niño una serie de tropas y una misión concreta: defender un punto, liquidar a un personaje, tanque o unidad concreta. Todo bastante cerrado y concreto. Luego vino el maremágnum en el que varios siguieron los objetivos al pie de la letra (curiosamente los que llevaban tropas imperiales) y los caóticos que se lanzaron como posesos contra la entrada para quedar atascados en una resistencia digna de Leónidas en las Termópilas dirigidas por las escuadras de asalto de Andrés y Marta.
Konrad Curze (¡SÍ! ¡KONRAD VIVE!!!!) dirigido por mí se teleportó con el Atramentar (los exterminadores de los Amos de la Noche y nuestro querido Sevatar) al mando de Ander a causar el máximo daño posible pero fuimos recibidos muy calurosamente por los Custodios. Di un poco de “Piedad” y “Misericordia” al lingote con ruedas de Irene mientras los exterminadores de Ander se encontraban asaltados por la Guardia Sanguinaria y el Sanguinor de Joaquín en lo que denominamos “empacho de dorado”.
Mientras los exterminadores de la Guardia de la Muerte de Olaya y Javier se lanzaron a por los Arcángeles (los exterminadores de Karlaen) de Gadea.
Alba, dirigiendo a Guilliman y los asesinos se dedicó a intentar asesinar a cuantos personajes enemigos y tropas que podía pero por alguna razón Guilliman estaba pensando en sacarse selfies y no es que hiciera mucho (y menos si te olvidas de él un turno).
Dila con los Predator y Elsa con los dreadnought disparaban sin cesar a las torres Venganza de Marta y Andrés, dejando la de Andrés al borde del colapso.
Daniel intentaba abrirse paso en el atasco con sus motoristas para llegar cuanto antes a la refinería, pero los chicos de rojo voladores pensaron que era mejor que disfrutara de las vistas y de los fuegos artificiales (del cañón Aquila). Rodrigo, que debía encabezar el asalto a las posiciones imperiales con el land raider de la VIII Legión quedó atascado pero no dejó de disparar y acabó por hacer bajar a parte de los Custodios de Irene para aguantar la línea.
En dos horas de batalla, y por mucho que redujera las reglas y fuera casi un dispara y avanza, acabamos la batalla emocionados y al comprobar la lista de objetivos de cada equipo vimos que el bando del Imperio había cumplido más objetivos que el Caótico.
Fue muy emotivo no solo por ser el último día de este curso sino que al ser todos alumnos de 6º de Primaria, esta ha sido su última batalla conmigo (al menos en el colegio). Espero que al menos alguno de ellos el día de mañana recuerde este taller con cariño y se aficione y anime a entrar en el hobby.
Aunque fue emocionante y disfrutamos mucho, creo que otro año pondría menos tropas para que el combate fuese mucho más rápido y ágil. Quería que disfrutaran del máximo número posible de figuras.
¿Saldrá mi taller al año que viene? No lo sé. No depende de mí, sino de que los niños y niñas de mi colegio se apunten.
Espero que así sea.
Sería una pena que nadie vuelva a susurrar por los pasillos “Ave Dominus Nox”.
No puede haber mejor final que el que nos cuenta Antonio. Confiemos en que el año que viene, más chicos de 6º de Primaria se apunten al taller y vuelvan los susurros de «Ave Dominus Nox» por los pasillos del colegio.
